En un salón de masajes tailandés, un cliente japonés se acostó en la colchoneta, con el miembro expuesto.La masajista tailandesa, sintiendo su excitación, no pudo resistirse.Ella hábilmente lo acarició, y luego lo llevó ansiosamente, a pelo.El clímax lo dejó cubierto de crema caliente y pegajosa.